Son las 00:00 y proudandlove se toman las uvas al unisono, al ritmo de Macklemore en persona mientras en otra sala contigua la gente se atraganta con las pepitas de las uvas -es una lástima que nadie se las pelase.-
Y cuando decimos en persona, me refiero a que él nos daba en rigurosa exclusivdad las campanadas.
A las 00:30 Proudandlove están listas para comenzar su aventura por las calles mas gastadas de Madrid, y nos subimos en nuestro rang rover rosa limousine para empezar a disfrutar.
Pasadas las 2:00 es la hora de entrar a la disco, zona VIP -Vicio Inalcanzable Proudandlove- donde nos esperaban impacientes, entre otros, Ryan Gosling, Matt Damon, Jon Kortajarena y, como invitado especial, Mario Di Vaio. Que entra con aires de hombretón mirado por encima -que es donde está- a todos los demás.
Son ya las 4:00 y decidimos bajar del reservado a cumplir los deseos de año nuevo de los alcoholicos que merodean, si señores, pudieron besarnos la mano.
En un despiste excepcional, proudandlove se distancian y cadaa una toman unn rumbo por la pista de baile.
Enseguida volvemos a reencontrarnos y surge un efusivo abrazo enntre nosotras, digamos que por el placer de saber asimilar nuestra mutua belleza -incluso a las cuatro y alcoholizadas-.
En medio de tan excepcional acontecimiento, se nos acercan los muchachitos ataviados con gorros, pajaritas, trompetitas y todo tipo de horteradas que para nuestra sorpresa daban a la entrada. NEXT.
Mientras se alejaban murmurando blasfemias y guardando un rencor incalculable nos chocamos de espaldas con dos muchachitas a las que ya habiamos visto antes y no teniamos muy claro si bailaban, o intentaban mantenerse en pie. En ellas calló sobre sus chaquetas de piel sintetica con print animal de leopardo una de nuestras copas.
De este momento existe una inmensa laguna, y lo siguiente que recordamos son sus caras suplicando perdon, mientras llamabamos a Plain Jane para que hiciesen de dos chicas del montón, dos chicas del montón que saben combinar.
Sin apenas darnos cuenta, ya son las 5:00 y mientras ojeamos -por ojear- a los carismaticos chiquillos que llenan la sala, asumiendo que ninguno pasa del seis raspadito, divisamos en un grupo a dos nueves.
Entonces comenzamos a bailar como Maria Valverde nos enseñó en 3MSC y averiguamos que es una tecnica infalible, ya que ambos se acercan. En el camino descubrimos que no son nueves, sino ochos. Una luz de la pista de baile los enfoca y vemos que no son ocho, sieno sietes. Nosotras detenemos el baile, pero ellos sus pasos no, y en menos de cinco segundos los tenemos enfrente y acosandonos con la mirada. (gif)
Es entonces cuando a una de nosotras se nos acerca uno de los individuos y sin ningún tapujo dice:
-Te mataría...
Nosotras ya con el spray de pimienta en la mano, el chico vuelve a susurrar:
-Contra la pared, nena.
CONTIGO NO BICHO.
Y huimos mientras sus acongajadas miradas se clavan en nuestros Jimmy Choo recien estrenados.
Subimos de nuevo a la zona VIP; necesitabamos revivir nuestra garganta, ya que la copa a la que nos habian invitado, era garrafón.
Y allí estaban preocupados por nosotras nuestros invitados, con el iphone en la mano a punto de llamar a la policia, porque otra cosa no, pero lo que sinte por la policia Jon, es autentico vicio.
El pobre no se habia enterado que no era para un streeptease, sino porque las bellas damas del VIP habian desaparecido; y para nuestra decepción, ninguno se atrevió a bajar a buscarnos.
Fue entonces cuando echamos de menos a un invitado y no nos dio tiempo a preguntar por el cuando le vimos salir de detras del biombo ataviado y listo para bajar a buscarnos:
Ana corre a sus brazos, a celebrar que ya son diez meses los que lleva junto a nuestro héroe, mientras yo me resigno a celebrar con el Ron, que ya son cuatro los años que llevamos juntos.
Y así, entre hombres, policias, y alcohol es como volvemos a nuestro Range Rover, a continuar con la fiesta antes de que en la discoteca enciendan las luces y nuestra decepcion, sea mayor que con la oscuridad que había.
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